viernes, 3 de abril de 2009

La Flema Británica

Londres no es cosa de juego. Es cosa seria. No solamente es la capital financiera de Europa, sino del mundo, por encima de Nueva York. (Más ahora)

Es también una de las ciudades más visitadas del mundo y con una historia más dilatada, desde que los romanos, a la conquista de Bretaña, la fundaran como Londinum.

En la mañana, la vista de la Torre de Londres se impone de entrada.
La Abadía de Westminster, Clarence House, la Catedral de San Pablo, el Museo Británico de Bloomsbury y, claro está, el Palacio Real de Buckingham.

Nada como una siesta en Hyde Park. Caminar por West End, Sojo, Trafalgar Square y Picadilly Circus. Aperitivo con cerveza local, nueces de la India y embutidos.

Al mismo tiempo, en Palacio Real, el chef Jamie Olivier prepara el menú de la gran cena de Estado, para que disfruten los líderes del mundo y la Reina de Inglaterra (la cuatacha de Michelle Obama) mientras el sol despunta, haciendo brillar a todo el Río Támesis.
La flema británica. La estampa de Londres. El menú real.

APERITIVO: SALMÓN DE LA COSTA ESCOSESA

A cualquiera pone nervioso. La línea de crédito que el refaccionado Fondo Monetario Internacional otorgó a México por 47 mil millones de dólares, no son cacahuates.

Tómese en cuenta que los totales de las reservas internacionales de México ascienden a algo de 80 mil millones de dólares, cifra por demás histórica en nuestro país.


Si a los 47 mil millones le agregásemos otros 30,000 millones de dólares correspondientes a lo autorizado por la Reserva Federal, casi equiparamos los paquetes de contingencia con la totalidad de las reservas internacionales.

Para las autoridades mexicanas, se trata de una garantía, un seguro. Se ha informado que no se piensa recurrir al crédito, sino que su anuncio forma parte de una estrategia para generar confianza, activo tan disminuido en el país.

El Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, secundado por el Gobernador del Banco de México, Guillermo Oritz, comentaron por separado que el País podrá blindarse con estas líneas, con casi 158 mil millones de dólares, para “lo que pudiera venir” pues “no sabemos que va a pasar hacia delante”. Guillermo Ortiz abundó: Más vale estar preparados para lo peor.”

Si hiciéramos uso de la línea de crédito, en un lapso de una semana duplicaríamos nuestra deuda externa, sin mencionar la deuda interna que, ya de suyo, se hace sumamente pesadita.

Ciertamente, la medida es adecuada. Manda un mensaje muy contundente: Cualquier cosa, tenemos municiones por casi 160 mil millones de dólares. Llama la atención el tamaño del paquete. ¿Tan grande es la incertidumbre?

La flema. La flema británica.

PIATTO FORTE: PALETILLA DE CORDERO DEL NORTE DE GALES
Terminó con un acuerdo histórico.

Lo ocurrido esta semana en Londres es, sin exagerar, el acta de defunción de Bretton Woods, acuerdos fundacionales de 1944, que construyeron el sistema financiero internacional como lo conocemos ahora.

¿Sorpresa? Por supuesto. Los pronósticos eran más bien negros.

La reunión del G20, arrancó con desavenencias.

Por un lado, el eje tradicional de Washington y Londres, quienes impulsaban la propuesta de inyectar mayor capital al sistema, argumentando que las grandes economías tendrían que poner, al menos, casi 5% de su PIB a la reconstrucción, tal y como lo hacían ellos.

El planteamiento apuntaba a poder financiar el colapso, al tiempo que se distribuía de manera más equilibrada la responsabilidad (¡Qué no todo lo puede solucionar Obama, por dios!)

Por el otro lado, un sólido eje París- Berlín. Alemania y Francia anunciaban con voz única, que no firmarían ningún documento que no contuviese la reforma y regulación del sistema financiero.

Ambos consideran absurdo tirar dinero a un sistema que es barril sin fondo.

Culpan de la crisis a la irresponsabilidad de empresas y ejecutivos norteamericanos.

Todo estaba servido para que se diese un round inmisericorde yque, en el mejor de los casos, se llegarán a acuerdos anodinos, generales y sin sustancia, como suele ocurrir en cumbres internacionales.

Afortunadamente ello no fue así. En solo un día consensuaron un documento que certifica el agotamiento del actual modelo financiero mundial y sienta las bases de un nuevo enfoque. Nuevas reglas. La refundación del sistema financiero mundial.

El acuerdo dejó a todos contentos. Por un lado, se acordó la inyección a la quebrantada economía mundial de un golpe de oxígeno de 1.1 billones de dólares. (Esto es más de un millón de millones), tal y como pedía EEUU y el Reino Unido.

Casi la mitad (500,000) se destinarán a refaccionar al FMI, para apoyo a economías emergentes, sin las fórmulas leoninas tradicionales del Fondo.

En la otra orilla, tal y cómo lo exigió el eje franco-alemán, se acordó aplicar una estricta regulación y supervisión al sistema financiero, acabar con el secreto bancario y los paraísos fiscales, así como la creación de un nuevo organismo único de supervisión: el Consejo de Estabilidad Económica. Todo con el fin de dotar a la economía de una mayor certeza. Cerrado. Lana, con regulación.

Sin una nueva regulación financiera, no habrá confianza, y sin confianza, no habrá recuperación. El primer objetivo, fue inmediato: las bolsas dieron la bienvenida al acuerdo, subiendo.

Sarkozy se tranquilizó, Obama respiró y Gordon Brown, con acento marcadamente londinense, sentenció: “Historical”

Con flema británica.

DOLCE: PAN IRLANDÉS Y TRADICIONAL TARTA DEL CENTRO DE INGLATERRA

Una vez más, la maquinaria infernal del futbol mexicano operó.

Tras la vergonzante humillación del seleccionado mexicano en San Pedro Sula, empezó el linchamiento del enrojecido Sven Eriksson, el grito de desamparo de los jugadores (mitad vedettes, mitad futbolistas) la mirada torva de indiscutible “autoridad” de los directivos, el cese fulminante con aires de determinación y responsabilidad y la llegada del salvador Super Vasco Aguirre a la Selección. Todo igual.

Con no sin flema, el café va. Va que va.

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