viernes, 20 de febrero de 2009

Con amor

Sin pretender ser catastrofista ni ingenuamente alborozado, la semana del amor y la amistad estuvo plagada de fruslerías y muestras de cariños que matan.

Es menester tomar las cosas con absoluta calma este 14 de febrero.

Quizá las finas aceitunas negras con queso de cabra y aceite de oliva extra virgen, maridado con un estupendo vino mendocino (¡ah, Mendoza, Argentina) y un queso en provoleta al centro, relaje los ánimos.

Aun a pesar de todo, el panorama es así: con amor y todo. Con cariño y todo, es perro, muy perro.

Aperitivo: Sashimi de res con limón

Desde el Congreso, con amor

A raíz de la participación del ingeniero Carlos Slim en el H. Congreso de la Unión, se escucharon recordatorios de diversa índole, pero, eso sí, con todo cariño, desde todos los rincones de la República, por parte de funcionarios del gobierno federal.

Baste recordar que Slim fue invitado a dar su punto de vista en el foro México ante la crisis, ¿qué hacer para crecer?, organizado por los legisladores mexicanos. Y eso fue exactamente lo que hizo. Dar su punto de vista.

Quizá su pronóstico fue muy pesimista. Quizá fue muy realista o demasiado directo. Es incluso probable que haya contenido una jiribilla que deje sentir su descontento con la actual administración.

Haya sido como haya sido, es su opinión y tiene que ser respetada por el gobierno.
Es comprensible que tratándose del empresario más influyente del país y uno de los más ricos del mundo, a más de uno ponga nervioso, pero no es cosa de salir a fustigar a ciudadano alguno, como lo hicieron prominentes miembros del Ejecutivo.

Indistintamente, las declaraciones del magnate no contribuyen a propiciar un ambiente de calma sobre el cual construir soluciones. Ciertamente no hay un análisis objetivo en este momento que permita observar un crecimiento negativo de seis o siete por ciento en México, cómo nos ocurrió en 1995.

No obstante, tanto legisladores como funcionarios, tan templados ellos, se dedicaron a discutir quién es catastrofista y quién no lo es. Si se debe o no ser catastrofista. Qué quiere y qué no quiere decir catastrofista, etcétera, en lugar de discutir las soluciones.

Se supone que las conclusiones del foro llegaran el próximo miércoles.

¿Por qué no discutimos sobre ellas?

Con amor, desde el Congreso de la Unión.


Piatto Forte: camarones al ajillo

Con amor, desde Río de Janeiro

En el marco de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, reunida en Río de Janeiro, Brasil, el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo pidió la despenalización de la mariguana. Tan seriecito que se veía.

El asunto no es una mera ocurrencia. Es una conclusión a la que llegó la comisión, tras un año de trabajo, en el que consideró que la lucha contra el narcotráfico ha sido desastrosa en América Latina.

Que la política de criminalización de la mariguana ha resultado infructuosa, tanto para disminuir su consumo, erradicar los plantíos o quebrantar sus redes de comercialización.

“Es momento de cambiar el paradigma de las drogas y avanzar en su despenalización”, comentó Zedillo Ponce de León, respaldado por el ex presidente colombiano César Gaviria y el brasileño Fernando Henrique Cardoso.

Se podría discutir la pertinencia o no de la medida.

Sin embargo, lo que parece incontestable es que la política que se ha aplicado en las últimas décadas no ha dado resultados. No sólo no disminuye su consumo, sino encarece dramáticamente su precio y, por tanto, la plusvalía del negocio.

Y hay más aún. Si le sumamos el tamaño enorme del negocio a la calidad de ilegal del producto, tenemos una dinámica en la que la única manera de dirimir controversias es a balazo limpio. Es decir, se reduciría la violencia.

¿Cuántas personas más tienen que morir en esta guerra contra las drogas para cambiar el paradigma? ¿Cuántas?

Los primeros que se opondrían serían los narcotraficantes.
Desde Río de Janeiro, con amor.

Dolce: Helado de coco

Con amor, desde Israel

Se ganó la batalla, pero se pierde la guerra. Es la sensación que prevalece en el centrista partido Kadima, de Tzipi Livni.

A pesar de haber ganado las elecciones y de haber obtenido un escaño más en la Knesset que su adversario Benjamín Netanyahu, del derechista Likud, el panorama presenta más opciones de alianza entre la derecha israelí que entre los liberales, lo que hace más factible que gobierne el Likud con 65% del parlamento, pero un gobierno inestable o un gobierno de unidad con Kadima, con 55% de la Knesset, con Netanyahu a la cabeza.

Para más señas, el líder derechista Benjamín Netanyahu es el hombre que reventó el proceso de paz más exitoso que ha existido entre palestinos e israelíes, en 1995. Eso sí, lo hizo con todo cariño (por sus intereses). Desde Israel, con amor.

Café, por favor. Con amor y cero azúcar.

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